Los cadáveres y la mierda tienen una curiosa, y persistente virtud.
Por mucho que intentemos ocultarlos en las profundidades de nuestras miserias cotidianas, ellos implacables, se empeñan con cierta periodicidad aleatoria, en salir a la superficie, para recordarnos con su presencia, evidente e inquietante, que nunca los dejaremos atrás. Para resumirnos, con pasmosa sencillez, lo que todos somos en esencia.
Nada mas que un leve tufillo en el aire...
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