Seguimos

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una buena amiga.

Desde que tengo memoria, siempre he tenido miedo a la soledad. Creo que como cualquier otro ser humano. Recuerdo que antes no me gustaba ir al cine solo, y más o menos me las he ido apañando para esquivar a la soledad en cuantas ocasiones se han cruzado nuestros caminos. Somos animales sociales y sociables y ese instinto gregario nos hace buscar compañía, consuelo y atención en otros seres de nuestra misma especie.
Hasta aquí, todo sería más o menos normal. Concretando: hasta hace unos años. Mi "descubrimiento" lo hice en una ciudad extranjera y fría de centro Europa. El viaje había sido organizado y planeado cuidadosamente como parte final de un proyecto laboral. Debía de acudir porque estaba convencido de que necesitábamos estar presentes en un evento importante. Y allá que me fui. Yo solo. Hala!.

Lo cierto es que fue todo un descubrimiento. No tenía mas remedio que arreglármelas. Con el idioma, para comer, con el trabajo...y no se dio nada mal. Lo pasé muy bien. Por las tardes disponía de un poco de tiempo libre y aproveche para callejear por la ciudad. Un abono de transporte y un poco de orientación me permitieron explorar, a mi aire, las frías calles de esa ciudad. Y creo que fue al llegar a una importante plaza cuando me la encontré de frente, allí con el pelo agitado por el viento: mi soledad. 

Estaba allí, plantada delante de mí, sonriendo picarona. Como diciéndome: ves como no era tan difícil?. A que no está mal?. Tuve que reconocer que tenía razón y a partir de ese momento disfrutamos juntos de la ciudad nevada y de unos días extraordinarios. Desde entonces no me ha abandonado y sigue conmigo el viaje cada día. Vamos aprendiendo el uno del otro y creo que no nos va tan mal. De hecho, cada vez más, hay días que añoro su ausencia. Necesito estar solo, un poco de tiempo cada día y me voy buscando estrategias para poder conseguirlo. Afortunadamente mi trabajo más o menos, me lo permite y paso muchas horas al día, solo.
Esto no quiere decir que no me guste la compañía de otros seres humanos. tan solo indica que he perdido ese miedo, ahora absurdo, a mi soledad. Ahora entiendo que ella forma parte de mí y que yo sin ella no soy un yo completo.
:-)

No hay comentarios: