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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Esas pequeñas cosas...

Son el pegamento de nuestras vidas. La estructura que mantiene en pie nuestras ilusiones, nuestras fatuas esperanzas. No nos damos cuenta de ellas, pero están allí, en la sombra. Un montón de cosas y actos mínimos y cotidianos sin los que, en definitiva, no seríamos más que pobres cuerpos sin alma.

Nos acompañan desde que nos despertamos hasta que nos acostamos y al final, de tanto verlos y hacerlos, terminamos de despojarlos de su verdadero sentido.

Besitos de café con leche, caricias de pan tostado con aceite y un zumo de pasión. Todos los días.
Recordarlas y valorarlas en su justa medida es muy difícil y muy importante. La mayor parte de las veces pasamos por encima de ellas y ni siquiera nos damos cuenta del daño que hacemos al no apreciarlas.

Vivir es un deporte de riesgo. Y muy difícil de practicar!. 

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