Vuelvo
 en un viejo tren nocturno a mi ciudad. Vuelvo de un lugar no  lejano en
 la distancia, sino en el recuerdo. Un lugar que empezó lleno  de sueños
 que hoy son casi pesadillas.
 Primera lección: Cuando de trate de trabajo, no se puede confiar en 
 nadie y menos en tus "colegas". A la mínima se apartarán para que seas 
 tu quien caiga al abismo. Si no es que intentan empujarte para 
ahorrarte  la incertidumbre.
Eso deja al aire, bien patente una parte de la profunda herida que desde la noche de los tiempos arrastra el alma humana. El egoísmo y el miedo, son potentes catalizadores y si los juntamos y agitamos convenientemente, obtendremos una mezcla explosiva. De la cual nadie está a salvo.
 Otra lección magistral de la Vida Real. Y Gratis oye, que no todo 
iba a  ser malo. Ahora tan solo habrá q memorizarla, para que no nos 
tengamos  que examinar, en alguna otra ocasión, del mismo tema. Aunque 
ya me  parece a mi muy difícil la misión. Confianza, palabra complicada.
 Al otro lado de la ventanilla el paisaje nocturno pasa deprisa y me 
 acerca hacia una cama donde podré descansar. Me duelen los pies, pero  
quizá mañana será otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario