Nunca nos habíamos separado durante tanto tiempo y, a pesar de que los dos sabemos que es un asunto temporal, se que a los dos nos duele un poquito. Es normal.
Por su parte, es una mezcla de nervios y ganas de vivir esa aventura en solitario (aunque van todos sus amigos de clase).
Por la mía es una alegría inmensa de que lo haga como lo hace (segura de su capacidad para hacerlo), pero a la vez sabedor de que es una marcha de la cual ya no regresará la niña que se marchó.
Diez días, con sus diecipocos años, fuera de casa. En un país extranjero y manejando un idioma que no es el suyo (aunque lo domine). Estoy orgulloso de ella, y quiero que se sepa.
No es tristeza, es orgullo. Tiene que hacerse su propio camino y es una buena forma de empezar.
:* T.
No hay comentarios:
Publicar un comentario