La edad tiene ciertas ventajas, una de ellas es haber recibido ya muchos besos (por carta, por mail, electrónicos, en directo, en diversos sitios...) esos besos entendidos como buenos deseos amables y sinceros de amistad y cariño están bien. Pero ahora, en estos momentos, yo no quiero cariño.
El tiempo nos va apretando la paciencia con sus urgencias y nos damos cuenta de que el ayer no va a volver. No hay segundas oportunidades y las que pasan a tu lado o las pillas, o se van. "Carpe Diem"
Pues de eso se trata: no quiero más besos. Gracias.
Lo que quiero es despertar a tu lado, con muchas agujetas en músculos que han estado tanto tiempo sin trabajar, que ya no recordaba que existían. Y ver que duermes a mi lado, desnuda y tranquila.
Mirar tu espalda, y con mi dedo, subir lentamente, desde donde empieza hasta arriba. Y Seguir más allá, acariciando primero tu cuello, hasta la raíz de tu melena, y luego tu oreja y seguir hasta tu mejilla con la mano abierta, despacio, suavemente y ver como giras lentamente la cabeza, para chupar ese dedo que te estaba acariciando. Y que te gires, en ese momento, sonriendo. Si, con "esa" sonrisa... que es toda una declaración de intenciones.
Y que me dejes disfrutar al contemplarte, vestida con la luz de la mañana. Y que, juntos, volvamos a olvidar las agujetas. Pero claro, para que eso suceda, tienes que querer dejarme acariciar tu espalda, y tu boca y tus ganas. Si no...
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