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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Buscarte.

Me he levantado con la idea de encontrarte por sorpresa en los pasillos, cogerte de la mano y entrar contigo en la primera puerta que veamos abierta. Por eso vengo a buscarte.

Me aseguro que nadie nos ve. Cierro la puerta y te apoyo contra ella. Sin hablar, no hacen falta las palabras. Solamente quería mirarte y para eso no necesitamos más luz que la tenue penumbra de este almacén. Llevas la bata abierta y una camiseta con escote de pico que me provoca todavía más.
Te cojo de las muñecas suavemente y te obligo a levantar los brazos; te resistes, quieres morderme o besarme no lo sé, pero no te dejo. Seguimos sin hablarnos, solo gestos y gruñidos. Bajo la mirada, perdiéndome en el abismo de tu escote, la vuelvo a levantar y te miro a los ojos sonriendo. Es un encuentro totalmente inesperado y urgente. Un deseo animal me hace apoyarme en ti, inmovilizarte. Saco mi lengua y recorro de una forma deliberadamente lenta, el sendero de piel que me lleva desde tu pecho hasta tu cuello. Lamiéndote toda. Absorbiendo tu aroma, llevándome tus miedos, dejándote desnuda frente a mis deseos.


No puedes responder, no te dejo hablar. Sorprendida, no te has repuesto todavía cuando empiezo a morder delicadamente tu cuello subiendo hacia tu garganta. Besando, usando los dientes, la lengua y mi sexo que excitado se frota contra el tuyo. Te aprietas contra mí exigiendo ese roce salvaje, mientras llego a tu barbilla y la muerdo con ansia. Ya estas demasiado cerca como para renunciar al placer de atacar tu boca con furia. No solo no te resistes sino que colaboras haciéndome caer en la mas vieja y dulce de las trampas. Al principio cedes a mis embestidas, para luego subir una pierna agarrándome bien para que no me vaya. Hábilmente le das la vuelta a la situación y ahora eres tú la que me coge a mí de las muñecas para que no pueda escapar y hacer que sea tu lengua la que atrape la mía exigiéndole cumplir con el cometido que te he prometido al cogerte de la mano y entrar en este cuarto: sofocar el incendio que nos devora con las humedades que, en este mismo momento, están mojando tu ropa interior.



Paro. Respiramos. Te miro a los ojos...



Me arrodillo ante ti, dispuesto a rendir tributo a tu pasión. Y mientras desabrocho tus vaqueros, imaginas como voy a llevarte con mi lengua todo lo lejos de este cuarto que pueda y hacerlo todas las veces que nos dejen.



Me gusta verte disfrutar, estoy seguro de que volveré a buscarte otro día.





Texto: Escrito a 4 manos entre @alite01 y un servidor [R]



Photo Vía:  Floresdalis


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