Amasarte lentamente con mis manos, mientras saboreo una copa de
vino tinto. El sol llena de luz la cocina mientras nosotros damos rienda
suelta a nuestra pasión.Dejo que el aceite resbale, caiga suavemente y
se reparta sobre ti como lluvia sobre esa tierra seca que la recibe
desprendiendo sus aromas más sensuales.
Fuera va cayendo la tarde,
pero nosotros no tenemos prisa. La luz dorada del atardecer ilumina con
ese color especial nuestro acto de amor, mientras en el salón suena
música de piano. Suave, lenta, cadenciosa como las miradas de los
amantes.
Dentro de poco tiempo la levadura habrá terminado su proceso y tú,
querido pan, acabarás en el horno, para salir convertido en dorada y
crujiente hogaza.
Micro relato presentado a la 3ª edición del Concurso Relatos Brevísimos Mandarín.
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