Para mi escribir es sinónimo de resistir.
Somos muchos (y los hay muy buenos) los que nos enfrentamos, armados
con un lápiz y un papel, a pecho descubierto, contra los fantasmas que
acosan nuestra alma. Contamos con el único apoyo de nuestra imaginación y un puñado de
sueños resistiendo, día a día, el incansable acoso de los hombres
grises. A veces, cargados de esperanza, sucede el milagro y salimos de
nuestras trincheras de tinta y letras, a combatir al enemigo cara a
cara, publicando en cualquier medio, compartiendo con la gente, nuestras
ganas de vivir.
Quizá no seamos mas que un puñado de ilusos. Quijotes de nuestro
tiempo que creemos sinceramente, que una frase ingeniosa o dulce,
aquella que consigue arrancar la luz de una sonrisa en la oscuridad que
reina en estos días, vale mas que todo el Oro del Perú.
Resulta muy fácil regalar, pero muy difícil acertar con el regalo. Y
si obramos el milagro de armar un sueño que permita soñar a otras
personas quizá, solo quizá, consigamos rellenar con un gramo de
esperanza unos cuantos corazones que se creían abatidos. Cuantos mas
ilusiones rellenemos, cuanta mas gente lea, mas cerca estará la victoria
final contra la estulticia y la ignorancia.
Escribir es, tan solo (y no es poco), otra forma de vivir el tiempo
que nos toca compartiendo nuestra locura y nuestra esperanza, con la
gente que tenemos a nuestro alrededor.
[R]
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