Te acabas de levantar el primer día del año, sin hacer ruido te
acercas a la ventana con la pereza y la fiesta de ayer todavía pegadas a
la piel. Fuera hace frio, pero el sol se levanta tímido y empieza a
iluminar las calles. No se oye un ruido, todo está en calma. Sólo el
sonido de un ligero roce rompe ese silencio mágico, anunciando la
presencia de otra persona. Alguien que notas como se pega despacio a tu
espalda, que te abraza suavemente por detrás, que se pega a ti
queriéndote devolver todo el calor que te habías dejado olvidado entre
las sabanas.
Ese alguien se acerca con el claro objetivo de buscar tu cuello
mientras te abraza. Conoces el juego y simplemente te dejas hacer,
moviendo la cabeza ligeramente hacia detrás, apoyándola en su hombro. Te
dejas querer en silencio y mientras él se dedica a aparta unos mechones
de cabello rebeldes, tu piel anticipa sus besos, sus caricias, sus
mordiscos, su lengua... y notas como tus pezones empiezan a tener vida
propia y no, precisamente, a causa del frio. Seguramente también ayude a
ese emocionante despertar lleno de sensaciones anticipadas que sus
manos, las que hasta ahora habían estado tímidamente acariciándote por
encima del pijama, se hayan decidido a desnudarte.
Tu le dejas hacer y él, al notar tu paulatino abandono, hace que sus
caricias se vuelvan mas decididas buscando disfrutar de todo tu cuerpo
hasta que una de sus manos, más decidida, avanza hacia abajo por tu
vientre acariciando pieles cada vez mas sensibles, en busca de tu
centro. En busca de tu placer.
Fuera, en la calle parece que el tiempo se ha detenido. Dentro, en la
calidez cada vez mas húmeda de vuestra intimidad, tú cierras los ojos.
Deseando que se pare el tiempo, en el momento que notas como el mundo se
derrite bajo tus pies y ya solo eres capaz de dejarte mecer por ese
dulce abandono entre sus brazos. Y justo en ese instante le escuchas
susurrar muy suavemente en tu oído: "Feliz año nuevo, corazón"
Photo vía: lolalmazan
No hay comentarios:
Publicar un comentario