Estos días hay que saber retirarse a un rincón y dejar pasar las horas. Es mejor no molestar, porque seguro que te llevarás más de una colleja. A mí me da por escribir ya ves...las letras, las palabras son mi bastón, el apoyo para poder seguir caminando, aunque cojee. Y prefiero escribir en vez de hablar...ya sabéis, la legendaria capacidad de los chicos para expresar sus sentimientos.
Y como llegan esos días? Sin avisar, por supuesto.
Mi teoría es que, sin darnos cuenta, vamos acumulando presión a través de cien millones de detalles que, por separado, no suponen ningún problema, pero que juntos crean (despiertan) el/los miedos y los fantasmas que todos llevamos escondidos en nuestro interior. Y ese día, el que despiertan, ya puedes ponerte como quieras que toca cojear.
Estoy solo en el despacho (un lujo). A lo lejos oigo el rumor de una reunión en la sala de al lado y de fondo suena Ludovico Einaudi...he escogido el camino largo para llegar hasta aquí, luce el sol, pero también hace frio. Y si el teléfono me respeta...es tiempo de decidir que hago, por lo menos, es tiempo de volcar estos pensamientos en el "papel", luego ya decidiré lo que hago con ellos.
Todos deberíamos evolucionar (en principio, a mejor), pero sabemos que eso es una falacia, no es verdad. La vida llega un momento en que no te lleva de la mano, te va empujando de mala manera a tomar decisiones, sin tiempo para poder pensar si son las más adecuadas, o no. El tren de la vida se va acelerando cada vez más y el vértigo y la prisa son el combustible que alimenta el día a día.
Y luego de repente, un día, llegas a una estación y el tren se detiene. Puedes bajar y parar y pensar. Miras a tu alrededor y te das cuenta de que el paisaje te es completamente desconocido, que los viajeros no eran los compañeros con los que comenzaste el viaje. Por un lado piensas: es normal, las cosas van cambiando. Pero, por otro lado, sientes que hay algo que no está bien.
No es buena idea sumar Peras y Manzanas.
Hay una película: "Los puentes de Madison", con una Meryl Streep increíble donde se narra algo que yo considero muy bonito, además de una hermosa historia de amor. Nadie puede conocerte del todo, tan solo llegamos atisbar una pequeña parte del otro (por mucho y muy bien que funcionen las cosas) y siempre quedará algo por descubrir...esa pequeña sorpresa con la forma exacta de la pieza que completa el puzle.
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