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domingo, 20 de febrero de 2011

Puzzles.

Ahora mismo tengo abierto Spotify y estoy oyendo blues, (Gregg Allman), disfrutando del primer rato de tranquilidad desde hace dos semanas. Han pasado dos semanas...

Lo cierto es que últimamente me están ocurriendo un montón de cosas y cada vez más deprisa. La vida 2.0 se acelera y te acelera. A la vez que tengo abierto Spoty, también está abierto Twitter y estoy escribiendo en el blog. Tanta actividad me tiene agotado.

Un viaje a Berlín me tuvo ocupado toda la semana pasada.Otra vez ( y van 5) he podido disfrutar de esa ciudad, para mí ( y para otr@s much@s) mágica. Esta vez tocó Kreguzberg y por consejo de una buena amiga Prenzlauer Berg.  Dos trozos distintos, cada uno con su carisma y sus peculiaridades. Los dos muy interesantes.

La semana que acaba hoy tuvo un punto y aparte el Miercoles. Las casualidades de la vida, esas que se dan pocas veces, me permitieron en un mismo día coincidir con tres personas que forman parte de mi existencia desde hace poco tiempo, pero que han entrado en ella por la puerta grande, por el portalón que está siendo twitter. Fué una coincidencia extraña y curiosa, pero sumamente agradable y enriquecedora, coincidir con las tres en el breve espacio de tiempo de un día.

Y sobre estas coincidencias, encuentros y conocimientos, siempre volando bajito, planea la sombra de un pájaro azúl que me permite día a día encontrar y disfrutar con gente realmente encantadora emociones y vivencias que antes no era posible compartir con esta inmediatez y velocidad en las respuestas. Ella y sus cadenas y puzzles me han llevado hoy hasta aquí. Siempre he estado buscando el como, la forma de plasmar de alguna manera todo lo que se me venía a la cabeza. Esas ideas, ocurrencias, chorradas y/o pensamientos que todos tenemos en mayor o menor medida. Libretas, cuadernos de todas las formas tamaños y colores, gravadoras de sonido,...artilugios varios, he probado muchas maneras de hacerlo. Hasta que llegué, casualmente, al patio del Pajaro Azul.

Lo que nació como una medida básica de higiene mental (sin más objetivo que guardar y recordar todas las tonterías que a uno se le van ocurriendo) ha devenido con el tiempo y la implicación de otras personas que han ido apareciendo en el camino, en una especie de puzzle. Todas las piezas van encontrando poco a poco su lugar. Aparecen colores nuevos y formas raras, pero en lo básico hay una unidad que nos permite definir los contornos de nuestra vida.

Yo lo comparo con uno de esos Bares que marcan nuestra existencia, donde entran y salen personajes que nos impresionan de una manera o de otra. Amigos y enemigos se reunen en un mismo lugar para aprender entre todos a jugar el juego de la vida.

Pero esto ya lo dijo antes que yo, y con más gracia, alguien mucho más sábio.

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