Casi todo de lo que cargamos a cuestas es accesorio y prescindible. No es que hoy este yo más Zen que de costumbre pero al final, viajar ligero de equipaje, tengo comprobado que es lo mejor.
Las músicas que has escuchado, los libros que has leído, los paisajes, los viajes, los amigos/as, aquellos maravillosos recuerdos del pasado están grabados a fuego en tu cerebro. no es que los olvides, simplemente van formando el poso, el caldo que se va cocinando dentro de tí a fuego lento.
Al final hay tres cosas que resultan imprescindibles (creo).
Tres cosas sin las cuales, si que no puedes pasar por este mundo y son tres cosas que siempre van con nosotros:
Una boca.
Para decir las cosas que debes decir, cuando debes decirlas. O para mantenerla cerrada cuando toca. Para besar y morder. Para devorar la vida. Para disfrutar de las frutas prohibidas...
Una mano.
Para estrechar, para acoger, para abofetear (en ocasiones). Para saludar. Para acariciar (en algunos casos con un dedo es suficiente, depende). Para coger otra mano...
Un Oído.
Que no es lo mismo que una oreja. Las orejas oyen, los oídos escuchan. Esa es la diferencia fundamental...que muchas veces olvidamos. Y con uno, es suficiente, si se sabe utilizar.
Pues ese creo que es el equipaje imprescindible para vivir con una mínima dignidad y que nuestro paso por la vida, no sea más desastre de lo que es. Como usarlos? Lo siento, yo voy improvisando.
Perdí el manual de instrucciones hace mucho tiempo...y todavía lo busco.
Comentarios:
asun dijo
No había leido esta entrada hasta ahora... Me ha encantado.
Tienes mucha razón en tus palabras. Mucho mejor vivir ligeros de
equipaje, y qué necesarios ese oído, esa mano y esa boca. :)
Mònica dijo
Aquí otra que improvisa como puede, y que ni siquiera tuvo nunca en sus manos el libro de instrucciones, así que, si lo encuentras, por favor pásame una copia, en nuestro idioma si puedo elegir.Por lo demás hace tiempo decidí que menos es más, que lo que no suma resta, que no hace falta tener muchas manos alrededor si a la hora de la verdad no salen a tu encuentro, generosas, para ofrecerte un roce, una caricia... De nada sirven orejas que no escuchan, ni bocas que no besan, que no ofrecen palabras con valor...
Sigo improvisando, hasta los comentarios...
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