Me caí, o me tiraron (mitad y mitad) del Guindo hace tiempo...pero no puedo, a pesar de los golpes que recibo todos los días, dejar de creer en los sueños. Son nuestra última esperanza. La isla pérdida en los mares del Sur, el refugio, ese rincón especial, personal e intransferible, que nada ni nadie nos podrá quitar.
Son el regalo perfecto para esa desconocida con la que nos cruzamos con suerte, una vez en la vida y a la que con tan solo oírla hablar en la mesa de al lado, sabes que es la mujer de tu vida. A ella le contarías toda la verdad, y le hablarías de los miedos y los temores, pero también le ofrecerías tus cuentos, susurrados al oído en las largas noches de invierno. Esos sueños, los vamos tejiendo con la paciencia de Penélope y el hilo de imágenes y sonidos que se van cruzando en nuestro caminar. Y los guardamos como esa ropa especial, para las ocasiones en las que es necesaria la munición pesada....esos días , esas noches.
Nos ayudan a sobrellevar la angustia de levantarnos cada día, la desesperación que en ocasiones, se agarra a nuestro corazón y nos llena de hielo las tripas. Hay un algo oscuro y terrible dentro de cada uno de nosotros/as y solo la luz de la ilusión es capaz de apartar las tinieblas que nos sofocan el alma.
Ahora, tengo que dejar de soñar y levantarme. Hay que hacer el desayuno y empezar otro día más.
Comentarios:
vonn dijo
Buenos días con pan tostado y un montón de sueños. Que no se
queden olvidados en tu almohada, que se queden contigo en el día y te
ayuden a viajar ligero porque ellos no pesan, hilvanan sonrisas... como
bien dices son islas, hermosas islas. Cambia la angustia por ellos...
bonito día... jugo? :)
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