Los científicos afirman que soñamos, nosotros humanos, casi nunca nos acordamos de haber soñado. Como mucho nos queda una sensación, como el aroma a humo que queda después de apagar una hoguera. Ese mundo que solo aparece cuando no somos conscientes de nosotros mismos, de nuestra propia identidad y por lo tanto: libres para inventar, crear o imaginar todo lo que (de verdad?) queremos hacer, ver, poseer...ese mundo es un mundo traicionero.
No podemos estar seguros de lo que ocurre en él. Y no es afán de controlarlo todo (la inseguridad, el miedo a lo desconocido), no. Es que, por lo menos a mi me pasa, la mayor parte de las veces somos incapaces de saber como acaba el sueño, como acaba mi aventura, el viaje, el sabor de los labios de esa mujer...etc. Y ahí, en ese desconocimiento, es donde nace la tragedia. Ese punto donde se unen sueños y destino: cuando, por alguna inexplicable razón, crees que uno de tus sueños, se cumple.
Ese punto, creo yo, ha de estar maldito por necesidad. No se pueden juntar el pasado, el presente y el futuro. No se pueden encontrar el mundo de los sueños, con la realidad. Se distorsiona el espacio tiempo, y las consecuencias pueden ser muy malas.
¿Cuanta gente que ha soñado con que le tocase la lotería, ha acabado, al cabo de un tiempo, siendo más pobre y más infeliz que antes de que le tocase?
¿Cuanta gente no ha soñado con liarse con esta o este, y al final de la movida ha terminado perdiendo, no solo lo que antes consideraba que no valía nada, sino a es persona soñada, y se ha encontrado más solo que la una?
Cuidado, que no se me malinterprete: me declaro soñador profesional! Y soy de los que piensa que sin los sueños, nuestra triste existencia sería insoportable. Forma parte del alma del ser humano el cagarla con todas las de la ley. Una de mis palabras es: "entropía" la cual (creo) debería de ser incluida, como la fuerza de la gravedad, como una de las fuerzas fundamentales del universo.
Pero no esta en nuestras manos controlar los sueños, quizá por eso no se nos permite, casi nunca, llegar al final de los mismos y ver el cartelito: "the end".
Pero tampoco podemos dejar de soñar. Nos vemos condenados a la esperanza de los sueños, que lleva unida el miedo a que se cumplan...ironías de la vida. ¿Y por qué me ha dado por ahí?. Sencillamente porqué he soñado algo muy bonito, absolutamente fantástico, que quizá algún día cuente en un cuento...pero del que me tendré que inventar el final. Y porque, creo que por el esfuerzo que he hecho intentando acordarme, me duele mucho la cabeza.
No se puede desayunar caviar todos los días, al final, nos acostumbramos a lo extraordinario y entonces ni cumplir un sueño logra sorprendernos.

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