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viernes, 28 de octubre de 2011

Derechos y deberes (Soberbia)

La soberbia (del Lat. Superbĭa) , tal y como la define la RAE, es uno de los 7 pecados capitales, en concreto el que define "una altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros inusual o desmedida".

A pesar de ser el último citado por San Gregorio Magno (circa 540-604) en el siglo VI, y más tarde por el poeta Dante Alighieri, para mi es uno de los más importante ya que nos hace pensar que, por alguna extraña circunstancia que nosotros mismos creemos o inventamos, somos mejores que los demás.

Esta semana llevo ya dos cumplidos ejemplos de soberbia, la de un chiquillo que pillado en falta se escaquea de sus obligaciones hasta que alguien lo pone firmes, y la de esta mañana. Muchos en este santo país somos plenamente conscientes de que alcanzar los derechos que ahora tenemos ha costado mucho...hasta sangre, en algunos casos. Pero lo que no mucha gente tiene claro es que para seguir disfrutando de estos derechos adquiridos a través del tiempo y el esfuerzo de todos, también hemos de ser responsables y asumir que existen una serie de deberes ineludibles por y para cualquier ciudadano (honrado y sensato, se entiende). Pero cuanto cuesta eso de asumir deberes...derechos todos los del mundo. Los deberes para los pringados y palurdos, que yo soy más listo que nadie!. Y así nos va!!!

La escena es simple e ilustrativa, de las que normalmente no te llamaría la atención, sino tuvieras el ceño fruncido y andaras con el genio cambiado: primera hora de la mañana, semáforo en pleno centro de la ciudad, me toca parar detrás de un supertodoterrenomastodonticocarisimo, de pronto se abre la ventanilla y sale la manga de un Sr. (por ser educado), con un cigarro encendido. Reloj caro, chaqueta azul y camisa de raya fina. a los diez segundos y tras darle la última calada, la mano deja caer, graciosa y elegante la colilla a la calzada. Grrrr! Despecho, dejadez...soberbia!. No contento con dicha acción, que delata una mala educación increíble, la mano se oculta y sale a los pocos segundos con el cenicero del coche. Misma acción, misma dejadez y cenicero (a fé mia que estaba llenito) a la calzada...GGRRRRR!!!!!.

Ese tipo de acciones, pequeñas en su tamaño, pero enormes en su significado de desprecio por los demás, son las que me enervan. Podremos cambiar el mundo cuando nos demos cuenta de que el sitio natural para las colillas es una papelera o la basura, no la calzada de tu ciudad!!!.

Al siguiente semáforo me he puesto a su lado, me he hecho el despistado, pero cuando me ha mirado (siempre pasa en los semáforos) le he dicho despacio, vocalizando bien para que se me entendiera: "es Vd. un CERDO!"
Al menos me he quedado a gusto.

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