Primera Parte.
"Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira".Silencios que duran una eternidad. Esa mano nerviosa, apartando un mechón de pelo. Te has alisado ya varias veces la falda, con ese gesto que delata tu incomodidad.
La reunión ya había empezado cuando me ha llamado Andrés, para consultarme sobre la estructura. En la sala, sobre la mesa, todos los planos extendidos, los portátiles enchufados y ese ambiente q denota un par de horas de trabajo realizado y otro par, por lo menos, para poder llegar a algún acuerdo. De entre todos y todas las personas de la sala, tu pelo corto y tu traje, tan elegante, han captado inmediatamente mi atención.
Las preguntas que me habéis formulado, claras y bien planteadas, han resultado después de explicarlas, muy clarificadoras. Y los puntos de discrepancia se han convertido con tus aportaciones en soluciones muy ingeniosas. No he podido rozar tu mano. La primera vez ha sido casualidad, al señalar en el plano de planta, donde podríamos instalar ese módulo. Pero la segunda ha sido intencionada. Lento mi gesto, se ha recreado en la suavidad de tu piel. Estabas atendiendo a Sofía, y al sentir mi roce has girado la cabeza, mirando mi mano sobre la tuya y has sonreído. Un segundo, solo un instante y la he retirado para disimular el gesto con una pregunta sobre el plano q tenias delante. Tu no has cambiado la sonrisa e incluso has hecho una mueca graciosa, al pillarme mirando la oscura tentación de tu escote.
No te has movido un milímetro de tu postura, inclinada junto a Sofía sobre el plano, y el tiempo se ha detenido en la sala. Tus ojos y los mis han cruzado una de esas miradas silenciosas, capaces de parar el mundo. Una llamada telefónica ha roto el hechizo, tenia una visita y debía atenderla. Al salir, he vuelto a mirarte, y tu has vuelto a levantar tu mirada.
He hecho malabarismos para quedarme en la oficina hasta q terminarais la reunión, conteniéndome para no volver a entrar a la sala. Por fin, he oído abrirse las puertas y os he visto salir. Todos con caras sonrientes: la reunión había sido un éxito y el proyecto estaba casi terminado. He procurado hacerme el encontradizo y os he alcanzado cuando estabais despidiéndoos delante de la puerta del ascensor. La excusa: entregarle unos papeles a Sofía. Has sido la ultima en saludarme, casi todos te han dado dos besos. Yo no. Yo quería tus ojos, tu mirada. Al darte la mano, me la has dejado unos segundos mas de lo normal, unos instantes mágicos. No ha sido un saludo formal, ha sido una caricia y un beso profundo y lento, regalado con esos hermosos ojos verdes.
Poco a poco hemos retirado las manos, y al girarte. Mientras te alisabas otra vez la falda, al entrar en el ascensor he podido ver como te mordías el labio inferior...ese gesto. Las puertas se han cerrado y ha tenido que ser Sofía quien me preguntara por "esos papeles tan urgentes" que tenia para ella. Sonreía y no he sabido contestarle. De repente me he acordado. Este proyecto nos asegura dos años de trabajo.
Y no he podido evitar sonreír, con esa sonrisa tan boba, pensando en el deseo encerrado esos ojos verdes.
(continuara...)
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